Banyi Yampin

Saltar al vacío no es para cualquiera. No se puede hacer a la ligera así como si nada. Uno piensa que es cosa fácil, pero no. Se te tensan hasta las pestañas cuando ves que el piso se te viene encima, y se pone brava la cosa cuando sentís que el planeta entero se te cae... Leer más →

Todo va a terminar

Nunca les había pasado, pero una vez que entraron en trance empezaron a viajar y todo se puso oscuro. La cosa empezó unos 30 minutos después de haber comido la última porción de torta que les dio la nena hippie de la plaza. La primera alerta fue cuando sintieron que algunos sensores, hasta ese momento... Leer más →

Gatos de luto

Los gatos del barrio, sin importar su edad, sabían que en el patio de la hamaca había una vieja media ciega con la que no se podía joder. Sabían que si ponían una pata en su pasto estaban en problemas, y que tratar de robarle la comida no era una buena idea. Sabían que a... Leer más →

Gladiadores de garage

Abandoné la casa de Wachoski un sábado por la mañana. Él y su chica dormían cuando me dispuse a bajar las escaleras con la mochila colgada y el toallón húmedo arrugado en una bolsa. Antes de llegar al descanso escuché una voz ronca pero risueña que salía de la oscuridad de su habitación. - ¿Así... Leer más →

Omar, el espectador [Parte III]

No era la primera vez que el viejo Omar era atacado (y mordido) por una tortuga de mar. El bicho pesaba más de 50 kilos y estaba hambriento, furioso y entrenado. Se lo encontró a la salida del banco y le saltó encima como una fiera desequilibrada. No supo bien qué hacer hasta que, de... Leer más →

Omar, el espectador [Parte II]

Después de observar un rato el espectáculo, finalmente decidió meterse en su casa para darle otra calentada al agua del mate y buscar algo para comer. Su esposa Clara estaba leyendo un libro de Neruda sentada en la escalera que llevaba del living al altillo. El viejo Omar la saludó amablemente y le hizo un... Leer más →

Doble cinco y el tres de nueve

Me acuerdo que a mi primo la gorra siempre le quedaba grande. Sea del tamaño que sea, cuando corría le bailaba y la visera se le caía de manera tal que le llegaba hasta la nariz. Se le complicaba para ver. No podía -por ejemplo- jugar al fútbol con gorra porque a la primera de... Leer más →

Omar, el espectador [Parte I]

Era un espectáculo sin precedentes. Me acuerdo que el viejo Omar se había sentado en una butaca en la puerta de su casa a escuchar la radio y reírse de lo que decían los columnistas del momento, que desde su estudio no entendían bien lo que pasaba. “¡Disparen!”. El batallón de arquería atacó con todo... Leer más →

Y al pie

Por más que no entienda, oficial, el hombre cuando escucha música se vuelve inmortal. Es rarísimo. Pero pasa. Ellos escuchan los sonidos y durante esos segundos no se los puede matar. Es como si la sinergia de los instrumentos y las voces fueran armas que les tiran con energía. Como si el aire en movimiento... Leer más →

La risa de la luna

Mario corría por el pasillo como si algo o alguien siguiera sus pasos. Saltó, voló y llegó pero así y todo no pudo llegar. Cerró la puerta y se quedó ahí. Sus mesitas de luz se divorciaron y salieron a pasear, cada una por su lado. La alfombra tenía manchas de colores extraños y el... Leer más →

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